Hola a todos. He creado este blog, con la intención de que exista un lugar en la red, abierto para compartir experiencias, proyectos e ideas. Me considero una persona jovial, amante de nuestro planeta, viajero, soñador y apasionado de nuestro entorno. Me gusta viajar, realizar deportes en contacto con nuestro medio natural, para disfrutar con familia y amigos de largas jornadas de entretenimiento. Todo para aprender. Quiero con esto invitar a que se acomoden en el diván de la tertulia, y comunicar aquello que os entusiasme y os ayude a soñar. A partir de aquí, tenemos mucho que hablar.

“La Tierra y el cielo, bosques y campos, lagos y ríos, las montañas y el
mar son excelentes escuelas que nos enseñan muchísimas cosas que no se pueden
aprender en los libros”.

John Lubbock


miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Piscifactoría del Rio Eliche. (Jaén).

28 de Octubre de 2010


Dedicado a mi buén amigo Juan Antonio Rodriguez y a su padres, por los gratos recuerdos que les trae de su niñez.

En esta ocasión vamos a presentar con este artículo la más rotunda protesta por la dejadez y el abandono de una de las rutas más entrañables para los habitantes de la provincia de Jaén. Se trata de un itinerario trazado por el hombre para cubrir las necesidades de la producción de truchas en una antigua piscifactoría emplazada en el cauce del Río Eliche. Es un lugar encañonado por inmensas paredes y cortados, pero a su vez peligroso, por el deterioro de las instalaciones que se encuentran en muy mal estado.

El realizar este itinerario, muy desconocido para los amantes del senderismo, por su olvido en el tiempo, fue a raíz de una conversación mantenida con mi buen amigo y compañero de andanzas Juan Antonio Rodríguez. El me comentó la existencia de una ruta, que en su infancia recorría con sus padres en las soleadas mañanas de domingo. Era un lugar extraordinario por su belleza, donde el discurrir de un rio perfilaba la roca, convirtiéndola en un pasadizo angosto y misterioso, y donde a la vez la trucha encontraba allí su paraíso. Juan Antonio buscó en su memoria aquellos melancólicos recuerdos, recordando una factoría donde los niños jugaban a coger los peces, donde el sol asomaba tímidamente, entre el arbolado y la roca.





Itinerario

Distancia: 3 kilómetro aproximados.
Duración: 1 hora aproximada.
Dificultad: Muy peligrosa por el deterioro de la ruta. No ir con niños.
Altitud: Se alcanza una altura de 500 metros.
Trayecto: lineal, ida y vuelta
Recomendaciones: Preguntar en e pueblo de Los Villares o El Puente de la Sierra por el principio de la ruta. Es muy peligroso ir con niños.






Vídeo editado por el Rincón del Viajero

La ruta la empezamos partiendo del antiguo bar La trucha, un abandonado edificio donde antiguamente su especialidad era la trucha.


Actualmente la ruta se encuentra tapiada por seguridad, aunque no está prohibido el paso. Para pasar se debe bordear la construcción por el margen del desfiladero.
Nos posaremos en una pasarela hecha de hormigón. El piso está firme y seguro. Esta pasarela se encuentra flanqueada por una insegura baranda que deja asomar el vacío. Por si acaso, mejor no apoyarse en ella. Al otro lado de la pasarela se puede observar el cauce de una acequia que servía para criar a la trucha.
Durante el trayecto encontraremos tramos de pasarelas en muy mal estado. En algunos incluso les faltan las barandas y pasamanos.

Alcanzamos la entrada de un túnel excavado en la roca que se adentra en la montaña.

En el túnel vemos como la acequia se convierte en un canal que discurre paralelo al túnel, donde antiguamente llevaba las truchas. Esto daba posibilidad de poder alcanzarlas con las manos.
Salimos de las antiguas instalaciones por una estrecha puerta. La pasarela se convierte en camino haciendo la ruta más segura.
Alcanzamos una zona más abierta donde predominan algunos grandes ejemplares de pino. El cauce del rio está más elevado y deja sentir el rumor de sus aguas.
Estamos en la presa de la central eléctrica. Aquí buscamos un sitio para cruzar sin encontrarlo, ya que el caudal del rio nos lo impide.
No queda más remedio que seguir el camino, el cual nos conduce hasta una pequeña cascada.
Un buen sitio para descansar puede ser este lugar que con signos de abandono, todavía se encuentra habilitado con mesas bancos y una barbacoa hechas de piedra.

Llegamos a un sitio donde de nuevo se estrecha el rio. Sobre nuestras cabezas vemos los restos de otras pasarelas en el otro margen del cauce. Una tímida cascada cae al rio proveniente de una acequia.
Con un poco de esfuerzo gateamos entre la roca adentrándonos por el desfiladero, llegando a un lugar de extraordinaria belleza.
En este lugar es donde acabamos nuestra aventura, donde el rio se encajona y la profundidad de sus aguas nos impide seguir, quedándonos con ganas de adentrarnos por las estrechas paredes de la cerrada.
La vuelta la aremos por donde habíamos venido, teniendo mucho cuidado en los tramos que entrañan peligro.


Lugares cercanos que no podemos dejar de visitar
Ya que la ruta que acabamos de realizar es corta y dado que existen lugares entrañables muy cerca de aquí, se puede completar la visita a estas sierras visitando “La Cañada de la Hazadilla” El Castillo de Otiñar o el Pantano del Quiebrajano. También en estos parajes podemos encontrar monumentos naturales como el “Quejigo del Amo o del Carbón. La Ruta Turística en plena naturaleza, Carcheles - Campillo o el Parque Periurbano, Monte de la Sierra.


En el Paraje La Cañada de la Hazadilla es interesante visitar el Aula de la Naturaleza. Se trata de una Casa Forestal habilitada para ofrecer información y exposiciones al visitante.

Aquí también se encuentra una extensa área recreativa con barbacoas y mesas rodeadas de bosques de pinos de repoblación.Es también un sitio donde parten diferentes rutas de senderismo.

El Castillo de Otiñar es un emplazamiento militar de la época de la conquista musulmán que sirvió para vigilar el camino Viejo de Granada. Se encuentra enclavado en una loma que discurre de norte a sur, cuya entrada se realiza por la cara oeste del mismo. Se calcula que fue construido en la segunda mitad del siglo XIII, sobre algún tipo de fortificación árabe anterior.
El embalse del Quiebrajano se localiza en Valdepeñas de Jaén y es llenado por el rio del mismo nombre. Fue construido en el año 1976 ocupando una superficie de 126 ha. Destinado al consumo humano, su principal abastecimiento es la ciudad de Jaén. Está emplazado en un lugar de extraordinaria belleza.Debemos concienciar a las administraciones públicas que gestionan nuestros espacios naturales en que hagan esfuerzos para preservar nuestro patrimonio natural. El paraje de la Piscifactoría en los Cañones del rio Eliche es un lugar donde muchas personas han disfrutado de la extraordinaria belleza que ofrece el lugar. Es considerado como un lugar de ocio y esparcimiento, que por culpa de la dejadez, está ruinoso y deteriorado creando un gran riesgo de accidentes. Bien es sabido por todos, que en otros lugares se han instalado centros de interpretación e información al visitante donde se ha explicado de una forma didáctica y constructiva la cría de la trucha y todo lo relacionado a la producción de esta especie. Podemos citar por ejemplo la infraestructura creada en el Río Borosa (Sierra de Cazorla, Segura y las Villas) o El Monasterio de Piedra (Zaragoza), lugares donde el medio natural se funde con usos tradicionales como el que se daba antiguamente en el Rio Eliche. Todavía estamos a tiempo de recuperar este sitio, tomando estas piscifactorias citadas como ejemplo. Hago con este artículo un llamamiento y una reflexión para aquellos que tiene la facultad de devolver a este entorno su merecido encanto.

Este artículo es solo un resumen para más información: granembolao@gmail.com

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